Caen las hojas de los árboles,
pálidas, al suelo
imitando el descenso
de la compasión de la pasión.
El viejo verde trébol de la suerte
desapareció para dejar paso
a los montones de hojas secas.
Desaparecieron ya los tonos claros
derivados de un verde alegría,
pero qué sabrá de eso
aquel que siempre fue daltónico.
Empiezan a bajar las temperaturas
al igual que bajan las pulsaciones
de un cada vez más mustio corazón,
ambos traen el frío.
Ya caen las primeras lluvias
mojándolo todo a su paso,
pero no cayeron las lágrimas
que demostraban lo pensado.
que demostraban lo pensado.
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