Aunque ya ni hablemos te sigo añorando,
empezó con un "te quiero", acabamos llorando,
y el fantasma de tu voz que vuelve a mi cabeza,
me dice que me quiere, me susurra a la oreja.
Me repite un "para siempre" que ya acabó,
incontables mentiras que sacaban mis sonrisas,
¿no encuentras la pasión? lógico, se perdió,
porque gente como tú no ve el suelo que pisa.
Me pisaste y aplastaste, fui polvo y ceniza,
me dejaste de tocar y me hundí, fui a la deriva,
el corazón al que engañaste, acabó hecho trizas,
yo descubrí mi abismo, desaparecí de mi vida.
No buscaba la salida, no quería salir,
"prefiero  mi soledad a la gente de allí,
en el medio de la Nada se está muy agustito,
ahora ya no encuentro el calor y me da el fresquito".
Pero mi iceberg se derritió, y cambié de lugar,
el hielo se convirtió en agua de llorar,
la verdad asumí y lección aprendida,
aunque preparo la piedra para mi próxima caída.

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